El ensayista y profesor estadounidense Kevin Macdonald me confirma algo que creo haber documentado adecuadamente en mi libro Los naipes en el espejo, 2011, 2016, 2020, y es que los movimientos de izquierda radical son integrados y fomentados por los sectores más solventes de la sociedad, las élites, mientras que los movimientos más conservadores suelen ser integrados por los sectores menos afortunados o entre las clase media y trabajadora.
Ese acerto se percibe, por poner un ejemplo, en la manera descriminatoria y denigrativa en que esos movimiento de izquierda se refieren a sus oponentes con lindezas de términos como: brutos, ignorantes, fanáticos religiosos, paletos, deplorables, antisociales, gusanos, reaccionarios, retrógrados, intolerantes, supremacistas, Redneck (que significa nuca colorada, por lo de, ay, trabajar doblado al sol cosa que nunca han hecho los señoritos de la zurda).
Por cierto, ese paradigma puede aplicar con bastante exactiud en la historia de Cuba tanto en tiempos del poder español, como en la República, como en el castrismo.
Castro es el señorito de izquierda típico que nunca expuso su nuca al sol.