Los explosivos que el régimen colocó en el Presidio Modelo de Isla de Pinos

#ContraElOlvido… Los presos observaron desde sus celdas como los convirtieron en «escudos humanos».

Los presos políticos que el régimen de Casto confinó en el «Presidio Modelo» de Isla de Pinos estuvieron por 22 meses durmiendo en las circulares sobre un estimado de 28,000 libras de explosivos (TNT) que en caso de explotar podían volar por completo el Reclusorio y afectar seriamente a Nueva Gerona, el municipio cercano.

El periodista Pedro Corzo que también estuvo preso en ese lugar destacó en un artículo  publicado en Martinoticias que estuvieron casi dos años expuestos a la angustia, el pesar y la tortura mental. Intentaban conciliar el sueño sabiendo que tal vez ese fuera el último día de sus vidas.

La población penal fue informada de que el lugar sería volado en caso de una eventual invasión estadounidense. El encargado de dar la orden solo correspondía a Fidel Castro, de ahí que los encarcelados se convirtieron en una modalidad de «escudo humano» ya usada por dictadores y genocidas en otras regiones del mundo.

EL 17 de abril de 1961 numerosos camiones transportaron cajas grandes y pesadas que depositaron en los sótanos de cada una de las cuatro circulares. Por varios días se escuchó el ruido ensordecedor de los taladros perforando el concreto en los sótanos y luego colocaron las miles de libras de explosivos.

Según  relatos de los cubanos presos en el lugar  los carceleros abrieron huecos de 10 pulgadas de profundidad y 3 de diámetro, donde colocaron  paquetes con iguales medidas en forma de tubo con una etiqueta que decía “Made in Canadá”.

Abel Nieves:  ...transcurrieron varios meses en aquella tensa situación de dormir y vivir las 24 horas del día en verdaderos colchones de dinamita  y la amenaza cierta de «volar» si en Cuba se producía una agresión desde el exterior.

El terror  los paralizó y  elaboraron un plan para tratar de neutralizar los explosivos. Era muy arriesgado en todos los sentidos. El peligro de una explosión por un lado durante las operaciones  y por otro que los detectaran, sin embargo nada los detuvo.

El plan consistió en excavar un foso desde dentro de la circular que llegara a los sótanos donde estaban los explosivos. Se seleccionaron a varios presos para iniciar el trabajo y la excavación del piso de concreto comenzó debajo de una escalera de la planta baja. Ante la carencia de medios para las operaciones convirtieron en barretas los tubos de las camas de lonas plegables en las que dormían en las celdas.

A pesar del peligro los presos siempre bromeaban y a las barras las bautizaron con el término “aviones” porque el destino de todos sería si explotaba el TNT volar como aviones en aquellas lonas encajadas en tubos.

Raúl Martínez «El  Hierro» trabajó en esas labores y en una entrevista luego publicada en el libro «El Presidio Político de Isla de Pinos relató.

«Se trabajaba por turnos todo el día. Cada recluso tenía una tarea de vigilancia, recolección de tierra o excavación. El ruido de la excavación era superado por la bulla estridente de los prisioneros. Los escombros eran sacados en baldes que los presos subían con sogas y poleas rudimentarias por entre los ductos amplios que pasaban por las celdas desde el primero hasta el quinto piso. Por el interior de los ductos de unos dos pies por dos pies, visibles en casi todas las celdas, pasaban las tuberías de agua. Estos ductos eran conocidos como “chavos” entre los presos”. 

Sacaban la tierra con las manos y herramientas improvisadas en un estrecho túnel en el que solo cabía una persona bien delgada. Los que realizaban ese agotador y arriesgado trabajo eran llamados “topos”.

Las pruebas de ese horrendo experimento castrista también pudieron ser presentadas en organizaciones internacionales encargadas de vigilar el respeto a los derechos humanos en una época que no existían redes sociales y era muy difícil burlar el control policial para demostrar con evidencias las acusaciones contra la dictadura.

Uno de los presos, Ricardo Vázquez, bajó a los túneles y tomó fotos de la dinamita con una cámara oculta que introdujo al presidio clandestinamente su hermana Guillermina.

En el libro El Presidio Político de Isla de Pinos Martínez contó que en los túneles  «los Topos se quedaban sin aire, la solución fue crear equipos de fuelleros que operaban un fuelle hecho con pantalones que hacían llegar el aire hasta los excavadores, después de semanas de arduo trabajo llegaron a los explosivos y expertos desactivaron los detonadores».

Como la guarnición siempre estaba vigilando descubrieron la fabricación de túneles desde algunas de las celdas entonces se veían en la obligación de abrirlo en otra celda.

El  último túnel fue en la celda del líder estudiantil Pedro Luis Boitel, fallecido en 1972 tras una huelga de hambre.

Fue una tarea ardua pero llegaron al sótano donde estaban los explosivos y los detonadores fueron desactivados.

Para leer los testimonios completos de  Abel Nieves y Raúl Martínez  y entender ademas por qué a pesar de los años de prisión, de torturas y de abusos del castrismo los presos políticos plantados conservan el amor por Cuba y el deseo de ver libre el país donde nacieron.dieron sus testimonios es imprescindible la lectura de  El Presidio Político de Isla de Pinos.

 

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