Con tristeza comparto la noticia del fallecimiento de Ricardo Bofill y agrego las palabras del respetado colega Rolando Cartaya quien también formó parte del Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH) fundado por Bofill el 28 de enero de 1976.
“Este es el hombre que comprendió que las violaciones de los derechos humanos en Cuba no eran puntuales, sino institucionales, y que después que el régimen ahogó en sangre la lucha armada clandestina sólo era viable luchar pacíficamente, a cara descubierta y desde la plataforma elaborada por la ONU de la Declaración Universal. Este es el hombre que cuando llegábamos al amanecer a su casa en el reparto Mañana de Guanabacoa, ya tenía media docena de denuncias mecanografiadas en original y ocho copias al carbón para distribuirlas a las agencias extranjeras y las embajadas; el hombre que nos sorprendió cuando asistimos a una misa en la Iglesia de San Juan de Letrán,–en memoria del asesinado sacerdote polaco Jerzy Popieluszko– con el Llamamiento de La Habana, un documento dirigido a los movimientos disidentes de Europa Oriental, y con acusaciones tan crudas al comunismo que sólo lo firmamos 13 de unos 200 asistentes. Este es el hombre que sabía escuchar y dar calor a las iniciativas de otros, ya fuera una mesa redonda que se radió luego tres veces por Radio Martí; una sección de artistas e intelectuales en el Comité; o una exposición de arte disidente y taller de derechos humanos, que estuvo abierta cuatro días a dos cuadras de 12 y 23, donde Fidel Castro se declaró socialista en 1961”.
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