La Hora de Cuba: abusos sexuales en una escuela de Camagüey

Reproduzco textualemte el texto publicado en Facebook por  La Hora de Cuba revista independiente hecha en Camagüey que dirige el periodista independiente Henry Constantín.

«ABUSO SEXUAL A MÁS DE 30 NIÑOS EN UNA ESCUELA CUBANA, Y EL MININT NUNCA LO VIO»

 

«No se fijen en la foto de la derecha todavía, miren la de la izquierda primero, por favor: ese hombre se llama Yasnier León, y hasta hace unos cuantos días fue un destacado profesor de Educación Física en la Escuela Primaria José Luis Tassende, en Camagüey. Lo tenían en mucha estima padres y colegas, dirigía la tabla gimnástica, pagaba el sindicato, iba a los desfiles, había firmado el libro de condolencias por la muerte de Fidel y lo de Manos fuera de Venezuela. Incluso, estaban haciéndole el proceso para pertenecer al Partido Comunista. Todo Ok. Sin chistar, sonriendo, desde el 2013 fue el profesor ejemplar de ¿400?, ¿500?, ¿600? alumnos, niños de entre 9 y 12 años, residentes del centro de Camagüey. Todos lo apreciaban. Me equivoco: de ese medio millar de niños al que le impartió correctas clases de Educación Física, hay por lo menos 40 muchachitos que no piensan lo mismo, porque Yasnier León, en las aulas antiguas de esa escuela de tres pisos y salones enormes, en sus ratos libres o durante las clases, no solo daba clases de Educación Física, no. Yasnier León acosaba sexualmente a sus alumnos, los niños de las pañoletas rojas.

Y todo ha estallado ahora, tras seis años y medio millar de alumnos que han pasado por las manos de ese profesor de Educación Física, al que las autoridades solo han descubierto su faceta enferma cuando dos niños, cansados de no quiero imaginarme qué actividades, o perseguidos en sueños por no sé cuáles recuerdos mórbidos, empezaron a contarlo todo. Su sistema parece que era bastante sencillo: al terminar las clases de la asignatura, usando su autoridad de profesor hacía subir al alejado último piso de la escuela -donde está la cátedra de Educación Física- a algún niño escogido con cualquier pretexto: «llévame estas pelotas», o «sube para darte un papel que me hace falta le lleves a alguien». Y ahí aprovechaba.

Hasta ahora no hay ningún reporte de violación, solo tocamientos en los casos más agresivos.

El hombre está preso ya, y aunque la devastación en que tiene a muchas familias y, peor aún, la confusión -por lo menos- que debe haber creado en las mentes de muchos niños no se resolverá con eso, espero que pase el mayor tiempo posible en un lugar donde gente de su tamaño y su mentalidad, lo usen a él para cumplir sus fantasías sexuales, como mismo él usó a los niños de la Tassende. Es lo menos que se ha ganado Yasnier León.

Realmente, tengo que dar gracias a Dios, a las cualidades de Dante, mi hijo mayor, para el ballet o al tesón que pusieron su madre, sus abuelos y yo en que estudiara ese arte, en otra escuela. La Tassende era la escuela de Dante. Fue alumno de ahí hasta su cuarto grado, en que pasó a la Vicentina a estudiar ballet. Por un milagro Yasnier León no le dio Educación Física. Un par de veces al ir a buscar a Dante tras su clase de kárate, me crucé con este hombre en la entrada de la escuela. No me atrevo a decir qué estaría haciendo yo ahora mismo si la historia hubiera sido distinta, y mi hijo hubiera continuado en aquella escuela. No quiero pensarlo. Por eso me duele tanto lo que están pasando esas familias, y pido que cualquier reacción que provoque este texto sea respetuosa con las víctimas.

dos violadores.PNGAhora, volvamos a las fotos. Miren la otra, no la del profesor pedófilo, sino la de la derecha. Es la de Richard Álvarez Medina, primer teniente de la Seguridad del Estado, graduado del Pre del MININT y vecino del reparto Garrido. Tiene cara de ser buen muchacho, igual que Yasnier. Pero no es un pedófilo, no, eso espero. Ni siquiera coincidieron en lugar: mientras el profesor Yasnier León se encerraba tranquilamente en la cátedra de Educación Física, al terminar las clases, con alguno de sus alumnos de 10 años, el primer teniente Richard Álvarez Medina, ocupado en tareas importantes, seguía con ahínco por la calle a una fotógrafa independiente. Mientras Yasnier León ponía su película pornográfica predilecta y se masturbaba frente a su estudiante favorito de sexto grado, el primer teniente Richard Álvarez Medina, ocupado en tareas importantes, coordinaba la expulsión de su trabajo de un periodista independiente. Mientras Yasnier León hacía pasar al niño que se quedó afuera cuidándole la puerta, para que con un papel limpiara su semen pervertido, el primer teniente Richard Álvarez Medina, ocupado en cosas importantes, amenazaba con mucho tacto -y le hacía subir peligrosamente la presión- al abuelo de un joven escritor independiente. Nada que ver entre los dos fotografiados. Aquel, el pedófilo, se ocupaba de hacer cosas que en La Hora de Cuba no queremos investigar por respeto a esos niños -aunque las mencionadas arriba son parte de los testimonios reales- y este, el primer teniente, sin tiempo para proteger niños, se ocupaba de investigar a La Hora de Cuba. Pero él solo es un ejemplo, podía haberse llamado Jessica, Yanlet, Lester, Alexander -nombres reales de gente de esas en las que los cubanos invierten sin querer millones de dólares para garantizarles automóviles, motos, viviendas, combustible, teléfonos, salarios, alimentos, vacaciones, oficinas, viajes, electrodomésticos- y que a pesar de toda esa inversión no son capaces de detectar un abusador sexual de niños, porque están ocupados en perseguir a gente decente.

Y ahí es donde el desasosiego, el asco por Yasnier León se me transforma en una vergüenza ajena por esos individuos que teniendo el deber y la capacidad de darle seguridad al estado -que yo creía incluía a nuestros niños, pero parece que no- pierde el tiempo de su vida persiguiendo a los de ideas contrarias. Después de ese desastre deberían despedir a toda la Seguridad del Estado provincial, y a las estructuras del Partido y Educación que seguro celebraban farragosas reuniones sobre temas politiqueros e inútiles, mientras el pedófilo dañaba a sus alumnos. Y como si todavía no bastara la ineficiencia anterior, justo en estos días en que decenas de familias están hundidas en el estupor y la desazón, con sus niños y adolescentes afectados a diferentes niveles, Jorge Luis Tapia Fonseca, primer secretario del Partido Comunista en Camagüey, llena su Facebook, no de mensajes de solidaridad con ellos, sino con Lula, e Isabel González (búsquenla por Isa Gonzalez), presidenta del gobierno, comparte publicaciones sobre agricultura suburbana y desconfianza al «imperialismo». Esas son las prioridades de estos «dirigentes».

Con este fenómeno queda clarísimo que el sistema de educación cubano no tiene protocolos ni métodos eficaces para impedir, o detectar a tiempo, el abuso sexual infantil por parte de profesores. A veces creo que quienes dirigen la educación si siquiera conocen las formas e implicaciones del fenómeno. Yasnier León no fue descubierto ahora, realmente: hace tres años ya se había divulgado un incidente, pero el hombre era tan buen profesor, tan dispuesto, que quienes fueron avisados optaron por mirar a otro lado. Ah, pero si el incidente en vez de ser sexual hubiera sido político, pobre Yasnier. Y todo este tiempo, ¿dónde estaba el «núcleo del Partido» de la escuela -de hecho, el sujeto no había recibido el carnet de militante solo porque él mismo se había demorado en entregar su autovaloración-, dónde estaban los informantes habituales, dónde el consejo de dirección, dónde la dirección de la OPJM pronta a recaudar cotizaciones? ¿Dónde se metió esa extraordinaria capacidad de vigilar y controlar, que en cualquier escuela cubana enseguida detecta, marca -y castiga- a los trabajadores y alumnos con problemas ideológicos, pero que esta vez no pudo descubrir a un abusador sexual de más de 30 niños durante seis largos años? Lo único que han podido hacer, a destiempo, fue este lunes: una reunión de padres en que una funcionaria de la escuela habló del problema y repitió -con la mayor torpeza del mundo- unas cuantas frases «revolucionarias», trilladas y fuera de lugar.

La próxima vez que algún tonto útil, nacional o de importación, vuelva a decirme que los niños en Cuba viven seguros y son felices, voy a acordarme con tristeza de los treinta o cuarenta niños usados por el profesor de la Tassende, para su propia felicidad».

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.