Nunca supe con exactitud lo relacionado con que Fernando Vecino Alegret fue torturador en Viet Nam y de que 17 aviadores americanos capturados en el norte de ese país asiático en la década del 70 fueron llevados a Cuba para ser usados en experimentos médicos en técnicas de tortura.

Los detalles de esa información los obtuve hace apenas dos días cuando lei un artículo publicado en una página digital en Inglés, luego reseñada en Martinoticias.com con el título piden a Cuba rendir cuenta por prisioneros de EE.UU. torutados en Viet Nam.

Y no me avergüenzo al declararme ignorante de ese tema aunque haya quien cuestione que la mayoría de los cubanos nos hagamos los desentendidos con relación a los horrores y crímenes que en medio siglo se han cometido en la isla.

Explico por qué.

Soy de la hornada que nació y vivió siempre bajo el signo de una Dictadura que creó programas de domesticación y adoctrinamiento del que nadie se pudo escapar porque no dejaron otras opciones.

En todas las aulas del país se impusieron los programas de enseñanza que aprobó el régimen cuando canceló las escuelas religiosas y privadas.

Los programas se crearon al compás de las ideas marxista- leninista. Estaban «castrados» de lineamientos de conducta, y normas sociales y éticas propias de una sociedad normal.

Esa misma máxima de «filtrar» ideológicamente lo que debía llegar a la población que asistía a las aulas y centro docentes se aplicó también desde el primer momento a los medios de difusión (prensa escrita, radio, televisión y la filmografía que se creó en las primeras décadas).

Fue por eso que la doctrina marxista leninista invadió el país. Medio siglo después somos eso una nación intoxicada desde la cuna por el peor de los venenos -«el castrocomunismo». Una generación plagada de lagunas en el conocimiento humano donde es difícil cuantificar la cantidad de personas carentes de los nutrientes básicos que necesita el hombre para convertirse en individuos informadas, al menos medianamente.

Cuántas cosas han pasado en el mundo a la que no tuvimos acceso los cubanos en su momento justo! Fue por eso, lo entiendo ahora, por lo que nunca en el pasado sentí nauseas al saber que el Ministro de Educación Superior era un torturador.

Pero ahora que está de moda lo del deshielo, los apretones de manos y la peticiones de reza por mí, rezo por ti, eres bueno, pido perdón… y otras frases, vuelvo a la búsqueda de explicaciones para enteder y me encuentro que los hermanos Castro (criminales de marca registrada) y el señor Vecino Alegret estudiaron en Colegios jesuitas.

Qué pasó? No sé. Los caminos de las bestias con así de inexplicables.