Aunque llevo los últimos once años de mi vida escuchando testimonios de las víctimas de abusos, torturas y despotismo en Cuba nunca voy a estar preparada para asimilar con naturalidad los relatos de lo que hacen los militares contra quienes piensan diferente al General y a sus acólitos.
Hoy por tercer lunes consecutivo conversé con hombres y mujeres de puro pueblo que enfrentan la furia de otros cubanos domesticados y aunque corro el riego de que algunos se cansen del tema y se cambien de página para otras noticias relacionadas con Cuba, insisto en dejar constancia en esta bitácora donde más que escribir también tengo la obligación de denunciar.
Cuando unos se encargan de ganar plana con los análisis de las variantes del deshielo y de los giros históricos de las relaciones Cuba y Estados Unidos,y otros están cogiendo golpes y maltratos de todo tipo en Cuba a mí me asiste el deber de acudir a las palabras para de alguna manera lanzar un grito, una llamada de atención a las víctimas de ahora.
A ellas mi solidaridad y esta nota que quiero acompañar de algunos testimonios que ofrecieron hoy varios cubanos cuando aún soportaban el dolor por los golpes, las costillas fracturadas, los brazos torcidos y las marcas en las muñecas de esposas que fueron innecesariamente puestas ayer.
«El gobierno cubano no quiere que portemos en las ventanillas de los ómnibus las fotos de los presos políticos que tiene injustamente encarcelados y por eso nos golpea, nos arrastra para introducirnos en los carros que usan para sus acciones y nos esposan con brutalidad, dijo Berta Soler, una de las mujeres detenidas ayer.
En los últimos domingos la violencia contra nosotros es desmedida. Ayer además de golpear y arrastrar a los activistas, usaron el método de apretarles fuertemente las esposas hasta hacerlos sangrar como fue el caso de las Damas de Blanco Anay Peraza, Jacqueline Boni, y el reportero Lázaro Yuri Valle que además fue golpeado en los costados cuando intentaban quitarle el teléfono para que no filmara los incidentes.
Anoche un médico le dijo «es posible que tengas fractura en una costilla», pero se negó a emitirle un certificado y a orientarle una radiografía.
Los reportes también dieron cuenta de fuerte golpes a Antonio Rodiles y al activista de avanzada edad Carlos Menéndez a quien arrastraron y maltrataron severamente.
Dayane Ortiz dijo que le pusieron las esposas tan apretadas que les dejaron marcas en las muñecas.
Otros testimonios de lo ocurrido las semanas anteriores pueden escucharlos en el canal del reportero Lázaro Yuri Valle.
Algunas de las fotos de los presos políticos que al régimen les molesta que lancen al viento desde las guaguas o las pongan en las ventanillas son del escritor Ángel Santiesteban, del grafitero Danilo Maldonado y del ex militar cubano Ernesto Borges.
Pero los opositores buscan opciones ante la intolerancia y la brutalidad y el domingo mientras decenas de Damas de Blanco y activistas de Derechos Humanos eran detenidos por las fuerzas policiales que intentaban evitar que portaran en los ómnibus fotos de presos políticos, otros opositores se encargaron de distribuirlas por diferentes calles de la capital.
Ángel Moya Acosta muestra cómo procedieron los activistas del Frente de Resistencia Cívica Orlando Zapata Tamayo quienes tomaron otro rumbo menos vigilado al finalizar la marcha y lanzaron al viento fotos de presos políticos cubanos por los que cada domingo abogan las Damas de Blanco en la capital y en diferentes regiones del país.
II
Hace años cuando preparaba un libro que el Instituto de la Memoria histórica contra el totalitarismo me ayudó a publicar escuché por horas relatos de hombres y mujeres que en las décadas del 60 y el 70 en Cuba enfrentaron la furia de los comandantes que llegaron al poder.
Los testimonios de ellos son diferentes a los de ahora porque en esa época fusilaban por solo «tener una duda», encarcelaban luego de celebrar juicios sin garantías legales y tanto a mujeres como a hombres los sometían a tratos crueles y degradantes mucho más duros que los que aplican por estos días.
Pero en esos años no había el avance tecnológico de hoy para mostrar de inmediato lo ocurrido, por eso aprovecho las posibilidad que me da la frontera transparente para viajar de una época a otra sin limitaciones.
Aquí puedo decir, cada vez que lo crea necesario, que no podemos perder la memoria de una etapa que sirvió de base para los que hoy enfrentan en Cuba a los mismos comandantes que hace medio siglo enfrentaron los presos políticos cubanos.
Por eso luego de traer a este post lo que ocurrió ayer me siento obligada a dar a conocer en el próximo algunos testimonio de compatriotas que enfrentaron la dictadura «cuando nadie escuchaba».