Siento que todavía podemos tener esperanzas

Leonardo Rodríguez Alonso

CAIBARIÉN.
Las ciudades más bellas y que mostraron un pujante desarrollo durante la República son hoy las que muestran más su ruinosa apariencia.

Caibarién, cuna de intelectuales y artistas en cualquier ámbito de la cultura. Otrora puerto pesquero y con la capacidad de almacenaje más grande de América, hasta un pequeño aeropuerto y un servicio de trasporte por ómnibus envidiable, con choferes profesionales y un equipo de mecánicos extraordinarios y respetuosos de su labor.

De sus tres cines no queda ninguno, todo yace bajo el peso de la desidia y por la condena al futuro que sus pobladores buscan en otras tierras al norte de sus costas..Muchos secretos y enseñanzas de lo que fue su cotidianeidad pudiéramos enumerar.

Hoy visité esta cuidad y como siempre que puedo voy, sin sacudirme el polvo del camino a los pies del maestro, uno entre tantos monumentos a él que se erigieron en todas las ciudades de Cuba por cuestación pública cuando de verdad se le rendía tributo al más grande de todos los cubanos.

Hoy yo, no sé ustedes, al contemplar este magestuoso monumento a Martí siento que todavía podemos tener esperanzas.

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