Osvaldo Ramírez supo que las armas y la guerra eran las únicas vías posibles para sacar a los traidores del poder.
Dejó atrás casa, familia, comodidades y en unión de otros cubanos que compartían sus convicciones subió a las montañas del Escambray a pelear por Cuba libre y soberana.

Los que sobrevivieron aquellas jornadas y compartieron con Osvaldo Ramírez el rigor de la lucha, lo recuerdan como el aguerrido cubano que nunca aceptó pactos y desconfió de cualquier propuesta de su adversario porque sabía que eran tramposos y taimados.
Fue el hombre que trazó una cruzada contra el comunismo con la ayuda de sus compatriotas, hombres humildes, campesinos que no tenían nada que perder como me dijo Eduviges Zúñiga, un sobreviviente de esa etapa, cuando le pregunté por qué se fue a las montañas a luchar.
Osvaldo Ramírez forma parte del grupo de insurgentes ejemplares que dieron su vida para que Cuba tuviera una historia diferente a la que ha tenido en estos últimos sesenta años.
(A continuación les adelanto un segmento de un libro en preparación sobre Osvaldo Ramírez y el contexto donde luchó y murió)
El 16 de abril de 1962 un disparo segó la vida de Osvaldo Ramírez, insurgente cubano que se levantó en armas contra Fidel Castro. El proyectil cortó la trayectoria del cubano que subió a las montañas del Escambray para evitar, con la lucha armada, que en su país se instaurara un sistema comunista.
El grupo que comandaba Osvaldo Ramírez, en ese momento jefe de todas las fuerzas insurgentes que operaban en las montañas del Escambray, sostuvo en las Llanadas de Gómez un duro encuentro con batallones de milicias que conformaban las fuerzas que por orden del gobierno llevaban la «lucha contra bandidos (LCB).
En la refriega cayeron los insurgentes Roberto Pérez Llorente y Octavio Leal, varios más resultaron heridos.
Ramírez con algunos de los alzados rompieron el cerco y lograron escapar son embargo poco después resultó herido mortalmente.
La esposa del guerrero recibió la noticia de la muerte de Osvaldo y no aceptó el hecho en el momento que se lo dijeron. En varias ocasiones le habían traído la información de que su esposo había muerto, sin embargo después llegaban notas de él o informaciones de que no era cierto.
La mujer pidió a las autoridades que le dejaran ver el cadáver para corroborar lo información sin embargo todo se convirtió en una odisea que para ella nunca tuvo fin.
Luego de tanto insistir por parte de la familia las autoridades citaron a la esposa para mostrarle un cadáver pero ella nunca aceptó reconocer que aquel cuerpo perteneciera al marido.
El argumento que expuso fue que Osvaldo Ramírez le faltaba un dedo y el cadáver que le mostraron aunque muy deteriorado no tenía esa señal.
La familia dejó de confiar en cualquier evidencia que les ofreciera el régimen que también se negó a informarle donde lo habían sepultado.
Desde esa fecha y por siempre la familia de patriota cubano lo considerada como desaparecido.
Osvaldo Ramírez Cuéllar hijo del patriota cubano emigró después a los Estado Unidos pero antes de dejar la isla hizo innumerables gestiones para conocer el destino de los restos mortales del padre.
La búsqueda la inició cuando había finalizada la contienda del Escambray y el discurso oficial no mencionaba con insistencia la lucha de los insurgentes.
Fue directamente con un oficial del MININT quien le comunicó buscó en los Archivos donde la dictadura guarda con celo datos y estadísticas jamás publicadas y a las que tienen acceso personas autorizadas por el régimen, pero no obtuvo ningún tipo de reporte.
El militar le aseguró que en ningún documento archivado precisan el lugar donde fue sepultado Osvaldo Ramírez.