La panza del caimán regresa a la sala Teatro del Espacio Interior

La panza del caimán: Demasiado cruel para ser cotidiano (Texto e imágenes: Ricardo Fernández Izaguirre)

La obra teatral «La panza del caimán» regresa todo el mes de noviembre a la sala Teatro del Espacio Interior de Camagüey, para dejar al público aferrado a sus butacas por el impacto psicológico de apreciar, como espectadores, lo absurdo de la cotidianidad que vivimos a diario. 

La obra, del dramaturgo Mario Junquera, en la que actúan junto a él las actrices Iris Mariño y Virgen Martínez -en su primera vez en escena-, cuenta a través de consignas, fragmentos de poemas y canciones, la transformación del «hombre nuevo» en balsero y suicida. 

Esta reposición del éxito, que estuvo por casi cuatro años en el repertorio del grupo «Teatro del Espacio Interior», vuelve, a decir de su director Mario Junquera, con una reconstrucción antropológica de los personajes. «La panza del caimán» se mantendrá en cartelera todos los viernes y sábados del mes de noviembre en el tercer piso del Teatro Principal de la ciudad de Camagüey, sede de Espacio Interior. 

Cada escena combina la cruda realidad de un retirado que participó en la zafra del ’70 y vive de sus 250 pesos, una ama de casa que pone todas sus esperanzas en la cría de puercos y una joven que se prostituye mientras justifica su actitud, con fino humor que parafrasea el relato bíblico de la Creación, o a establecer un paralelo entre una pionera que pierde sus dientes y los cubanos que parten al exilio «para perderse en la nostalgia de los rumores de su antigua boca». 

Los personajes arman una balsa de zapatos viejos y maletas, en la que dialogan sobre sus sueños revolucionarios perdidos, intercalando anécdotas de naufragios y versos de Nicolás Guillén adaptados a la crisis existencial. 

En una escena, sobre la balsa de zapatos viejos, en la oscuridad que simula el océano, el personaje de Virgen dice: «El farol con que mi padre hizo la campaña de alfabetización, alumbra hoy la pequeña chalupa». 

La obra cierra mientras los actores miran ensimismados la balsa que convirtieron en una estrella y se escucha a Bola de Nieve «Ya yo no soy tan sensible como era en otro tiempo».

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