En redes: el aire que respiramos según datos del lobbyfacts
Las empresas químicas pagaron 33,5 millones de euros para presionar a Bruselas sobre el uso de pesticidas y productos químicos permanentes. En 2015, la OMS designó al glifosato (el herbicida más utilizado en el mundo y el principal químico herbicida en el Roundup de Monsanto) como probable carcinógeno humano según reveló a inicios de este año obektivo.bg
El lobby de la industria química en Bruselas gasta millones de euros al año ejerciendo presión sobre las instituciones europeas, según muestran los datos del registro de lobby de la UE. El dinero se gasta para influir en las políticas y decisiones de las instituciones europeas en el ámbito de la industria química: retrasar la revisión del reglamento REACH de 2006, que registra, evalúa y restringe las sustancias químicas; rechazo de la propuesta de prohibición de los llamados Productos químicos perpetuos (PFAS); posponer planes para reducir el uso de pesticidas en un 50% para 2030 y detener las exportaciones de productos químicos prohibidos.
Un análisis basado en datos de LobbyFacts mostró que de los 50 lobbistas que más gastan en el Registro de Transparencia de Lobbyistas de la UE, el lobby químico gasta más en lobbying ante las instituciones de la UE que los lobbys tecnológicos y energéticos.
El lobby químico está representado por 4 empresas ( Bayer , ExxonMobil Petroleum & Chemical , Dow Europe y BASF ) y 3 asociaciones comerciales (el lobby de la industria química de la UE CEFIC, el equivalente alemán Verband der Chemischen Industrie (VCI) y Plastics Europe). Juntos afirman haber gastado 33,5 millones de euros ejerciendo presión sobre las instituciones de la UE en el último año del que hay cifras disponibles.
Las cifras de la última década publicadas por LobbyFacts muestran que estas siete grandes empresas químicas declararon un gasto total en lobby de 293 millones de euros. Estos 7 lobbys corporativos también han recibido 495 pases de acceso al Parlamento Europeo y 249 reuniones (desde diciembre de 2014) con representantes de alto nivel de la Comisión Europea. De estas siete empresas, tres (BASF, Bayer y VCI) son de Alemania.
Los principales productores de productos químicos de la UE, Bayer, Dow Europe y BASF, han gastado juntos 12 millones de euros en 2022, incluyendo las PFAS (las llamadas sustancias químicas persistentes) o el REACH (Reglamento sobre el uso de sustancias químicas en Europa) como cuestiones sobre las que ejercer presión. Bayer también está presionando para que se renueve la licencia para utilizar el herbicida glifosato por otros 10 años en la UE. En noviembre del año pasado, la Comisión Europea (CE) decidió extender la autorización del uso del glifosato en Europa por 10 años, a pesar de que los estados miembros no lograron llegar a un acuerdo sobre el herbicida, que es el ingrediente activo del Roundup de Bayer.
Una comprobación de Objektivno.BG en el registro de lobby de la Unión Europea muestra que la empresa estadounidense Monsanto, comprada por Bayer, pagó 4,2 millones de euros (4.225.000 euros) por ejercer presión ante la Comisión Europea, incluidas reuniones con el Comisario europeo de Agricultura para permitir el uso del herbicida glifosato en la UE.
En 2018, el consorcio alemán Bayer compró Monsanto y siguió presionando para que se renovara la autorización del uso del herbicida glifosato en Europa. Según el registro de lobby del Parlamento Europeo, Bayer pagó 6,6 millones de euros en 2021 y 6 millones de euros en 2022 por lobbying, siendo uno de los grupos de presión a los que entregó estas colosales sumas la «revisión de los niveles residuales máximos permitidos de glifosato». .
Además, Bayer financia a un grupo dedicado a ejercer presión para la renovación de la licencia de la UE del herbicida, que expira en 2023: el Glyphosate Renewal Group. Este grupo pagó en total 850.000 euros por lobby en 2019, 2021 y 2022, según datos del registro de lobby del Parlamento Europeo.
-Una publicación más reciente (9 septiembre 2024) sobre tóxicos y otros venenos.
Corporate Europe Observatory analiza en profundidad el presente (y el oscuro pasado) del gigante agroquímico alemán Bayer. Ya sea por el glifosato, los OGM o el calentamiento global, seguimos el rastro de cabildeo de la empresa para revelar cómo intenta capturar las políticas públicas para perseguir sus intereses privados. Siga el rastro tóxico de Bayer mientras mantiene el control monopolístico de los mercados de semillas y pesticidas, lucha contra los desafíos regulatorios a sus productos tóxicos, intenta limitar la responsabilidad legal y ejerce influencia política. Descargue el informe aquí .