Espías que cambiaron la historia

Desde la época romana hasta las superpotencias de la Guerra Fría, la obtención de información sobre el enemigo ha sido una estrategia crucial, a menudo determinante para desmantelar las operaciones militares más sofisticadas.

Los historiadores no llegan a un consenso sobre la fecha exacta del surgimiento del primer servicio profesional de espionaje en la antigua Roma, pero se cree que podría haber sido durante el gobierno de Trajano o Adriano. Estos agentes, conocidos como frumentarii, originalmente eran centuriones encargados de suministrar grano a las legiones. Su tarea principal era recorrer el imperio, infiltrándose en diversas regiones. Además de sus funciones de espionaje, también desempeñaban un papel propagandístico.

Espías que cambiaron la historia

(De ahí tomo un segmento donde se hace rreferencia a uno de esos espías – Oleg Penkovsky, clave en la crisis de los misiles- porque Cuba forma parte de esa historia).

Para la URSS es uno de los mayores traidores conocidos. Oleg Penkovsky (Vladikavkaz, 1919), ex coronel soviético del servicio de inteligencia, aportó información relevante a Estados Unidos que ayudó a evitar una guerra nuclear en la crisis de los misiles en 1962.  

Decepcionado con Nikita Khrushchev, en 1960 ofreció sus servicios a la embajada de Estados Unidos en Moscú por mediación de dos estudiantes americanos. «Crean en la sinceridad de mis pensamientos y mi deseo de serles útil», les decía Penkovsky. «Tengo información sobre muchos temas de excepcional importancia para su gobierno».

Durante dos años facilitó información a la CIA y al MI6. Fue quien transmitió al servicio secreto británico un dato crucial cuando se desencadenó la crisis de los misiles. El presidente John F. Kennedy recibió esta valiosa información.

Colaborar con la CIA y con el MI6 británico le costó la vida a Penkovsky, quien, tras ser detenido por la KGB el 22 de octubre de 1962, fue juzgado por traición y sentenciado a pena de muerte en mayo de 1963.

Según la historia oficial, fue fusilado pocos días después de su condena, aunque hay versiones que apuntan a que se suicidó mientras estaba preso en un campo soviético.

La CIA bautizó a Oleg Penkovsky con el nombre código «héroe». Y, quizá, no era para menos.

Este coronel del servicio de inteligencia de las Fuerzas Armadas de la Unión Soviética (GRU) se convirtió en plena Guerra Fría en una fuente invalorable de información sobre las capacidades militares de la superpotencia comunista. Algunos consideran que fue el doble agente más valioso que tuvo Occidente.

Era un espía que tenía puerta franca para acceder a muchos de los secretos mejor guardados de la URSS y, gracias a ello, pudo aportar datos clave que hace 60 años permitieron a Washington gestionar la Crisis de los misiles soviéticos en Cuba, contribuyendo a su solución pacífica.

Penkovsky asumió el riesgo de ser descubierto, como así fue. Pagó con su vida haber librado al mundo de una guerra nuclear.

En El espía inglés, se relata su proeza.Ni siquiera en este película, quien fuera el espía más valioso de la Guerra Fría, es el protagonista. La ficción, a veces, se parece a la vida.

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