Henry Constantín: El día de la cobardía en Cuba

En un ejercicio de memoria traigo a mi blog la publicación del periodista independiente Henry Constantín director de La Hora de Cuba

 

Hoy es el Día de la Cobardía, no de la Rebeldía Nacional. Lo sé, porque algún cobarde madrugó para regar y tirar contra la puerta de mi casa un pomo lleno de aceite quemado, envuelto en saco de nylon y sin tapa. Podía haberlo regado con calma, pero no, lo tiró, apurado, como haría alguien acobardado hasta la médula, se volvió a montar en su bicicletica, o en la moto que se les entrega en usufructo a los que demuestran méritos en la cobardía, y se fue con sus nervios a un lugar más seguro. 

Podía haber venido de día, como hacían en otras épocas, a pintar alguna consigna aprendida, pero no, le tienen infinito miedo a dar la cara, a los vecinos desaprobadores, a los celulares filmándolos, a Facebook y a Twitter y los millones de cubanos que entienden lo que es la libertad, a los extranjeros que saben distinguir entre socialismo y fascismo caribeño, a los medios de prensa, los periodistas y las ong, a la solidaridad, a los cubanos que no les temen… En Cuba, los cobardes con uniforme les tienen cada vez más miedo a tantas cosas… A ese paso, estoy seguro, esos cobardes terminarán un día teniéndole miedo a sus propias patrullas y tribunales. 

Qué irónico. El 26 de julio, su día, el único día al año en que debían haber sido heroicos y valientes, amanecen dejando los rastros del miedo que tienen. Pero no se les puede pedir otra cosa en el día de la rebeldía nacional a unos tipos cuyos jefes se destacaron este día, uno por disfrazarse de enfermero en un hospital y el otro, por perderse manejando en la ciudad donde había vivido años, mientras los que de ellos no eran cobardes le daban el pecho a las balas. 

Puede que hasta estén pensando que tirar un pomo de aceite quemado, de madrugada, en la casa donde duerme la familia de un periodista, donde no hay perros guardianes ni cámaras ni armas ni escoltas, donde solo vigilan de noche mis cuatro gatos, y lo más peligroso es despertar a mi niña de madrugada o chocar con mi papá haciendo café en la cocina, puede que hasta piensen, esos “heroicos compañeros”, que acaban de hacer un acto heroico. A menudos cobardes se les han repartido grados en Cuba. 

En fin, socios, que van a necesitar muchos pomitos más de cobardía concentrada. Ya veré qué pasa con la obra de arte libertario en que han transformado la entrada de mi casa. Y sus jefes, cuando lean esto, mírenme bien a los ojos –para eso les puse la foto- y anoten: sigo en Cuba. Díaz-Canel: sigo en Cuba. Raúl Castro: sigo en Cuba. A la piedra que está en Santiago, si pasan por ahí un día, por favor susúrrenle de mi parte: Henry Constantín, a pesar de todo, sigue en Cuba, y haciendo periodismo. Ah, y estén seguros de otra cosa: La Hora de Cuba va a llegar.

2 comentarios en “Henry Constantín: El día de la cobardía en Cuba

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