El poder y el dinero para pedir reconciliación nacional y Plebiscito en Cuba

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Las personas que abogan por medidas concretas que sirvan de apoyo a la sociedad civil cubana y avancen hacia el fin del embargo lo hacen desde las sillas del poder, del dinero y de la política. Desde ahí proponen y justifican la aplicación de aperturas económicas. Todos creen que con eso Cuba se va a «liberar de todos los males». Al menos eso es lo que indican cartas y pedidos que han hecho a Obama en los últimos meses.

No se les ocurre usar su poder, sus dólares, su relevancia para mencionar la palabra Plebiscito en Cuba que implicaría aceptar que la propuesta de Oswaldo Payá sobre la necesidad de la reconciliación nacional y la consulta popular -eran, son- imprescindibles para marcar un giro en el destino de la nación.

Oswaldo Payá desde la humildad y el poder de la palabra (que no entienden los que ahora creen que con pequeños negocios y un poco de viajes turísticos la nación se va a reconstruir libre y democrática), entendió el sentir de los cubanos sin renombre, sin influencia y por eso alertó siempre que lo que necesitaba su país para el cambio -no el fraude- era un Plebiscito.

En julio del 2012 Oswaldo Payá murió en circunstancias que no se han esclarecido pese a la insistencia de la familia en que se abra una investigación independiente sobre las causas de lo que los medios de prensa califican de «accidente automovilístico. Pero su propuesta no murió. No la han matado todavía.

La activista Rosa María Payá vive para recordar en cada foro público lo que su padre pedía para la nación -un Plebiscito.

Y escribo sobre el tema ahora porque circula en los sitios noticiosos que un numeroso grupo de personalidades en dos cartas enviadas a Obama le expresaron el apoyo a la nueva política de la Casa Blanca hacia Cuba y le solicitaron también que sean adoptadas iniciativas «para profundizar los cambios que ya están actualmente en marcha».

Por qué no usar el poder y el dinero para pedir reconciliación nacional y Plebiscito?

Entre los firmantes de origen cubano figuran los hermanos Alfonso y Andrés Fanjul, dueños de Fanjul Corp., uno de los mayores conglomerados azucareros en Estados Unidos, así como Enrique Sosa, ex presidente de Dow Quemical US, y Eduardo Mestre (Avis y Comcast). Tengo entendido que Carlos Saladrigas también lo hizo.

La lista de firmantes además pasa por el ex secretario de Estado George Shultz, el ex subsecretario Strobe Talbott, y cuatro ex subsecretarios sectoriales de la Cancillería: Arturo Valenzuela, Jeffrey Davidow, Alexander Watson (todos de la división del Hemisferio Occidental) y Thomas Pickering (Asuntos Políticos).

Entre otras personalidades que estamparon su firma están el banquero David Rockefeller, el académico Francis Fukuyama, y el almirante James Stavridis, ex jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses y ex comandante supremo de la OTAN.

A los que no son cubanos nada me obliga a pedirles que usen su poder e influencia para hablar a los que quieren ayudar a que Cuba sea libre de verdad.

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