Consumidos por las llamas

En los primeros años del régimen de Fidel Castro, respaldado por los seguidores que apoyaron sin reservas cada una de sus decisiones, ocurrieron hechos que hoy son poco conocidos y otros que, aunque tuvieron gran relevancia en su momento, han sido olvidados con el paso del tiempo y el avance de la tecnología.

Desde 1959, numerosas instituciones y edificios que antes cumplían funciones culturales y educativas dejaron de hacerlo. Muchos libros fueron arrojados a la basura, mezclados con muebles y otros objetos, y finalmente consumidos por las llamas.

Si bien es cierto que no se dieron a imagen y semajanza de los primeros años de la Alemania nazi en Europa no se puede olvidar que fue frecuente ver en las calles tirados en pequeños y medianos basureros decenas de libros, revistas, y periódicos que hasta ese momento permancecían organizados en estantes dentro de las bibliotecas, iglesias y sociedades de aquellos años.

Antes de que resultaran pasto de las llamas el que pasaba podía recoger alguno si lo deseaba y atesorarlo en su casa pero ninguna persona podía convertir su morada en una biblioteca, ni en un archivo de dimensiones mayores.

Esta imagen captura una de las infames quemas de libros nazis, un evento significativo en los primeros años de la Alemania nazi.

La quema de libros por los nazis


Detalles clave sobre la imagen y el evento:
Fecha: La quema de libros más destacada y ampliamente publicitada tuvo lugar el 10 de mayo de 1933 en la Opernplatz de Berlín (actual Bebelplatz) y en más de 20 ciudades universitarias de toda Alemania.

Organizadores: Estos eventos fueron organizados principalmente por estudiantes universitarios pronazis, en particular la Deutsche Studentenschaft (Unión de Estudiantes Alemanes), con el apoyo de diversos funcionarios y grupos nazis como las SA, las SS y las Juventudes Hitlerianas.

Propósito: La quema de libros pretendía limpiar simbólicamente la cultura alemana de lo que los nazis consideraban literatura e ideas «no alemanas». Esto incluía obras de autores judíos, obras pacifistas, libros que promovían el comunismo o el socialismo, y cualquier cosa que desafiara la ideología nazi. Importancia: Estos actos fueron una demostración escalofriante de la intención del régimen nazi de controlar el pensamiento y la expresión, y son ampliamente considerados por los historiadores como precursores de la persecución y la violencia más sistemáticas que le siguieron, incluido el Holocausto.

Impacto: Los incendios provocaron la destrucción de decenas de miles de libros y llevaron a muchos intelectuales, artistas y escritores prominentes a huir de Alemania o a enfrentarse a una severa represión.

En lo concerniente a Cuba … y con ayuda de la (IA)

Si bien la evidencia directa de una «quema de libros» sistemática y a gran escala inmediatamente después de la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba en 1959 no está ampliamente documentada en los resultados de búsqueda disponibles, es evidente que su régimen implementó una censura y un control significativos sobre la información y la vida intelectual.

A continuación, se presenta un desglose de lo que indican los resultados de búsqueda sobre la prohibición y la censura de libros en Cuba después de la revolución:

Control gubernamental sobre la información: Desde la Revolución de 1959, el gobierno cubano ha ejercido control sobre el acceso y la difusión de la información. Esto incluyó la censura de libros, la prensa y, posteriormente, otros medios de comunicación como la televisión e internet.

«Dentro de la revolución, todo; fuera, nada»: La declaración de Fidel Castro a los intelectuales en 1961, «dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada», definió claramente los límites del debate y la crítica aceptables. Esta política buscaba garantizar que toda la obra intelectual se alineara con los intereses del Estado.

Desaliento de opiniones disidentes: Si bien el gobierno cubano promovió y apoyó a las instituciones culturales, controló estrictamente sus actividades y miembros. Los intelectuales que no se ajustaban a la ideología del gobierno se enfrentaban a la posible pérdida de privilegios y oportunidades para ellos y sus familias.

Impacto en autores e intelectuales: Algunos autores experimentaron un «silencio editorial» por parte del Estado, único impresor legítimo en Cuba. Esto impidió eficazmente la difusión de sus obras en el país.

Casos específicos de destrucción/censura de libros: Un caso de quema de libros reportado involucró la quema y entierro de libros obsequiados por el gobierno español por contener ejemplares de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Esto ocurrió en 1999, lo que puso de relieve la preocupación persistente por la censura en Cuba mucho después de la revolución inicial.

En esencia, si bien la narrativa de una dramática quema de libros inmediatamente después del ascenso de Castro puede no estar plenamente respaldada por pruebas generalizadas, es innegable que el gobierno cubano estableció y mantuvo estrictos controles sobre la información y la expresión cultural, lo que afectó la disponibilidad de ciertos libros y la libertad de intelectuales y artistas.

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