En Redes: … cuando me fui de Cuba…
Ahora, los cubanos que abandonan la isla al menos no tienen que someterse a un inventario detallado de todas sus pertenencias. En el pasado, al entregar la vivienda, se registraban meticulosamente no solo la casa y su contenido, sino también la ropa, los zapatos, los artículos de cama, cocina y otros muebles, e incluso el jardín en algunos casos.
En 2004, cuando entregué mi casa para partir al exilio, revisaron el inventario que me habían hecho meses antes al presentar la documentación de salida. La funcionaria recorrió cada habitación, verificando cada objeto en la lista. En un momento, notó que faltaba una almohada y me preguntó dónde estaba.
Es un comentario que incluí en la publicación de Libertad en X
Recuerdo cuando le hicieron el inventario a mi madre. Ese día tenía una olla a presión cocinando algo. Tocaron la puerta y le dije a mi madre que eran 3 hombres. Mi mamá salió corriendo al patio con (olla cacerola) y la puso en el patio del vecino. Mi madre se lo había prometido. Contaron todos los cubiertos, platos, cacerolas y todo el contenido de la casa. Lo perdimos todo. Al salir pusieron el sello a la casa. Pasamos esa noche en la casa del vecino. Este es uno de los recuerdos que tengo de Cuba. Nunca lo olvidaré. ¿Quién más tuvo esta experiencia?
Recuerdo el momento en que la mujer que estaba haciendo el inventario incluyó un reloj despertador. Eso me pareció tan patético y arrastrado que nunca lo olvidé. Foto del reloj
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