¿Qué nos enseñó La peste, de Albert Camus? Que las peores epidemias no son biológicas, sino morales. En las situaciones de crisis, sale a luz lo peor de la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad. Pero también emerge lo mejor. Siempre hay justos que sacrifican su bienestar para cuidar a los demás. Publicada en 1947, La peste intenta ser una respuesta al dolor desatado por la Segunda Guerra Mundial. Ambientada en Orán, narra los estragos de una epidemia que causa centenares de muertes a diario. La propagación imparable de la enfermedad empujará a las autoridades a imponer un severo aislamiento. Todo comienza un dieciséis de abril. En esas fechas, Orán es una ciudad con una vida frenética. Casi nadie repara en las existencias ajenas. Sus habitantes carecen de sentido de la comunidad. No son ciudadanos, sino individuos que escatiman horas al sueño para acumular bienes. La prosperidad material siempre parece una meta más razonable que la búsqueda de la excelencia moral.
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Cuando el miedo se generaliza: de la rata de Albert al impacto emocional de las palabras
En febrero 18 de 2024-The Conversation publicó ese post (comparto enlace)
Segmento: Hace algo más de un siglo, se realizó uno de los experimentos más polémicos en la historia de la psicología. Los investigadores pusieron a jugar con una peluda rata a Albert, un bebé de 8 meses. El pequeño se mostró curioso al principio, y no tardó en hacer muy buenas migas con el roedor.
Pero la situación dio un giro inesperado. Mientras jugaba con su amigo, los investigadores provocaron un ruido estridente. Este ruido hizo que Albert comenzará a llorar. El emparejamiento rata-ruido se repitió en días posteriores, hasta el punto que que la sola presencia del animal provocaba un llanto incontrolable en el pequeño.
Pavlov y sus perros
Al igual que los perros de Pavlov, Albert había sido condicionado. Semanas después, el pequeño volvió al laboratorio para que los investigadores pudiesen contestar una pregunta clave: ¿transferiría Albert el miedo adquirido a otros estímulos? Los científicos observaron que la respuesta de miedo seguía ocurriendo en presencia del roedor, indicando que recordaba lo que había aprendido.
Sin embargo, también respondía con miedo ante la presencia de un perro, un conejo e incluso una máscara de Santa Claus con su larga barba blanca. Por el contrario, esto no ocurría ante juguetes de madera. Y ¿qué tenían en común los objetos que provocaban el miedo?
Generalización del aprendizaje
Que todos eran peludos, al igual que el roedor. Albert había generalizado el miedo a estímulos que compartían características físicas con la rata. De esta forma, la generalización es el proceso que permite a los organismos responder ante estímulos nuevos (conejo) basándose en su experiencia previa (la rata).