El mundo no entiende –y quizás muchos venezolanos tampoco– por qué Guaidó, Leopoldo López, Smolansky, Pizarro, Borges, y demás figurines son rechazados por los venezolanos. Pero la razón es simple: representan la corrupción más descarada.
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Esto NO ES BROMA… ¿Juan Guaidó representa un peligro para la libertad de Venezuela? Sí. ¿Por qué? Porque es un parásito político. Mantenerse en una ciudad como Miami no es barato, y mucho menos para alguien como Guaidó, un individuo que carece de cualquier tipo de aval académico o especialización que pueda justificar un apoyo formal de alguna universidad norteamericana. Para que quede claro: este tipo está becado por la política. Es financiado por organizaciones como Voluntad Popular (y que no se hagan ilusiones, porque todas son iguales: AD, Primero Justicia, etc.). Estas mafias se han autoerigido como la “oposición venezolana”, sin ser elegidas, sin consulta, sin ningún respaldo del pueblo.
El mundo no entiende –y quizás muchos venezolanos tampoco– por qué Guaidó, Leopoldo López, Smolansky, Pizarro, Borges, y demás figurines son rechazados por los venezolanos. Pero la razón es simple: representan la corrupción más descarada. El saqueo de Monómeros de Venezuela, la distribución turbia de los fondos de ayuda internacional, y el financiamiento de sectores socialistas que supuestamente apoyan “la causa” son solo la punta del iceberg. Edmundo González Urrutia, ese candidato impuesto a dedo en una negociación con el régimen, ha permitido, por conveniencia o cobardía, que estas figuras sigan figurando como “representantes” de los venezolanos. Una farsa. Aunque muchos países apoyan, en teoría, la libertad de Venezuela, solo Estados Unidos tiene el poder de cambiar realmente el rumbo de nuestra nación. ¿Y cuál es la verdad que todos callan? Que la libertad y el regreso a la democracia no llegarán sin el uso de la fuerza. Estados Unidos es, aunque suene crudo, el único país que podría hacer algo definitivo por Venezuela.
Mientras tanto, estos políticos –sabiendo perfectamente que son odiados– continúan haciendo negocios con nuestra sangre, con nuestro dolor, saqueando nuestros recursos y vendiendo nuestra libertad. No se irán. No se harán a un lado. No hay muerto en política, y lo saben. Son piezas útiles en la agenda de políticos extranjeros, quienes utilizan el desastre venezolano como ejemplo del “peligro” de perder el poder. ¿Quiere combatir al régimen? Perfecto. Pero le aviso: también tendrá que enfrentar a esta oposición podrida, más nefasta, más traidora y más miserable que hemos tenido jamás.