Poder de mercado, monopolios y lobby global de un gigante agroquímico.
El rastro tóxico de Bayer mientras mantiene el control monopolístico de los mercados de semillas y pesticidas, lucha contra los desafíos regulatorios a sus productos tóxicos, intenta limitar la responsabilidad legal y ejerce influencia política.
Corporate Europe Observatory (CEO) es un grupo de investigación y campaña que trabaja para exponer y desafiar la influencia desproporcionada que las corporaciones y sus grupos de presión ejercen sobre la formulación de políticas de la UE.
CEO trabaja en estrecha alianza con grupos de interés público y movimientos sociales dentro y fuera de Europa para desarrollar alternativas al dominio del poder corporativo.
El informe completo que se usó para este post lo puedes eoncontrar en este enlace, pero advierto que tiene más de 30 páginas y una serie de enlaces al entramado de compañías y corporaciones que pululan bajo las sombrillas ONU y otras instituciones gubernamentales. No dudo que muchos puedan perderse en el análisis. Por mi parte que ya se como funciona el sistema solo puede decir que con esos informe colgados en Internet los de siempre se «lavan las manos» diciendo que las alertas, advertencias y acciones se pusieron en los informes y en los reportes de sus investigaciones.
Algo así paso con temas como Covid-Vacunas, asuntos climáticos …en fin el mal, no el mar.
Segmento-
Bayer vuelve a estar en el centro de atención tras la reciente reaprobación por parte de la UE de su controvertido herbicida, el glifosato, por otros 10 años. A pesar de este avance, las noticias para Bayer en los últimos años no han sido muy favorables.
El glifosato ha estado bajo un intenso escrutinio durante la última década, especialmente desde que la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), una agencia de la Organización Mundial de la Salud, clasificó este pesticida de gran venta como «probablemente cancerígeno para los humanos».
En los Estados Unidos, Bayer fue recientemente condenada a pagar 2.250 millones de dólares en compensación a un solo demandante debido a un caso de cáncer relacionado con el uso del pesticida, cifra que posteriormente fue reducida a 400 millones de dólares por un juez.