La academia estadounidense: terreno fértil para el espionaje cubano por Maria C. Werlau / 8 de mayo de 2024.
En abril de 2024 el ex diplomático de carrera y embajador de Estados Unidos Victor Manuel Rocha fue condenado a 15 años de prisión por actuar como agente clandestino de Cuba.1 Es el alto funcionario de ese país más recientemente arrestado por espiar para Cuba en una réplica americana de los “Cinco de Cambridge.” Dicha red de espionaje fue reclutada en la Universidad de Cambridge y espió para la Unión Soviética dentro del gobierno británico desde los años treinta hasta los cincuenta.
Los exoficiales de la Dirección de Inteligencia (DI) de Cuba, Enrique García, José Cohen y Orlando Brito, que desertaron en 1989, 1994 y 2002 respectivamente, advirtieron en una inusual carta abierta,3 junto con otros tres de los desertores más connotados de la historia del régimen cubano, que Rocha y otros cuatro son solo la punta del “iceberg.” Con conocimiento de primera mano, explican que Cuba cuenta con un elevado número de agentes en muchos países y representa una amenaza seria y persistente a la seguridad de Estados Unidos y el mundo democrático.
Cuba dedica enormes recursos a obtener inteligencia e influir internacionalmente para adelantar sus intereses políticos, económicos y geoestratégicos.
Archivo Cuba, que coordinó la citada misiva, ha estimado el alcance externo de los servicios de inteligencia cubanos con datos proporcionados por varios desertores cubanos. Detalla que alrededor de 362 oficiales dedicados a EE.UU. manejan aproximadamente 4.657 relaciones de inteligencia, de las cuales alrededor de 2.506 (60%) serían agentes que suministran información clandestinamente y 1.370 (40%) serían relaciones “de confianza” o “vínculos útiles” manejados públicamente por oficiales de inteligencia cubanos con fachada de diplomáticos, periodistas, académicos, empresarios y otros.
Sólo en Estados Unidos, Cuba podría además tener más de 500 “ilegales,” oficiales de inteligencia cubanos altamente entrenados que operan a largo plazo con identidades falsas, robadas, de otras nacionalidades. Asimismo, en América Latina y el Caribe, alrededor de 125 oficiales de la DI manejarían al menos 1.625 relaciones de inteligencia.
Los agentes, espías y colaboradores de Cuba operan en Estados Unidos, que es su blanco principal, y múltiples países dentro de sus gobiernos, medios de prensa, universidades, iglesias, empresas y otros, incluso a los niveles más altos y sin levantar sospecha. Algunos son reclutados por comprometimiento en operaciones de chantaje, otros son recompensados con pagos o negocios y privilegios exclusivos, pero un gran número “defiende la revolución” por motivos políticos e ideológicos.
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