Por estos días en que Cuba está en boca de los hispanos por el tema Venezuela y las décadas de penetración en ese territorio por parte de la cúpula gobernante, algunos temas pareciera que pasaron «por debajo de la mesa».

Hay una narrativa impuesta. Mientras sigamos apegada a ella y repitiendo el mismo discurso que centra esperanzas en la ONU nada cambiará. Y si crees que estoy delirando navega y razona con cabeza propia.

A finales de julio tres expertos y una relatora de Naciones Unidas instaron a Estados Unidos a retirar a Cuba de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, señalando el empeoramiento de la crisis económica y la creciente inseguridad alimentaria en la isla, así como que esta medida es «contraria a los principios fundamentales del derecho internacional».

Alena Douhan, Relatora Especial sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales; Cecilia M. Baillet, experta independiente en derechos humanos y solidaridad internacional; y George Katrougalos, experto independiente en el orden internacional, sostuvieron que esta designación impone «una serie de prohibiciones económicas y financieras adicionales que agravan la capacidad del país para satisfacer las necesidades de su población en un momento crítico, cuando Cuba enfrenta serios desafíos económicos».

En marzo de este año, la Administración Biden anunció la retirada de Cuba de la lista de Países que No Cooperan Plenamente con los Esfuerzos Antiterroristas, pero decidió mantener al régimen de La Habana como Estado Patrocinador del Terrorismo, citando los estrechos vínculos de colaboración que el régimen comunista mantiene con países designados como patrocinadores del terrorismo, como Irán y Corea del Norte, y por acoger en la isla a prófugos de la justicia estadounidense, entre otros argumentos.

En la solicitud de los expertos, se argumenta que las restricciones comerciales adicionales han llevado a «la suspensión de la asistencia financiera y técnica estadounidense; la oposición activa de Estados Unidos al otorgamiento de préstamos a Cuba por parte de instituciones financieras internacionales; y las posibles amenazas de interrupción de la asistencia a otros países que brindaran ayuda a Cuba».

Esta designación genera «incertidumbre y temor entre los países, las empresas y otras partes interesadas en mantener o desarrollar relaciones comerciales u otros vínculos con Cuba», advierten los expertos de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos.

La nota publicada por radiotelevisiónmarti agrega que Cuba Trade, un portal que monitorea las relaciones comerciales entre Cuba y EEUU indicó que:

En mayo de 2024 las exportaciones de productos agrícolas y alimenticios a Cuba desde EEUU aumentaron un 30,7 %, las exportaciones interanuales aumentaron 42,6 %, y las donaciones humanitarias fueron de 8.627.515,00.

En 2023, la Embajada estadounidense en La Habana informó que durante el año anterior (o sea 2022) Washington autorizó 7 mil 600 millones de dólares en exportaciones humanitarias a la isla.

En 2021 más de cuatro mil 200 millones de dólares.