Por toda España, estamos presenciando la destrucción sistemática de presas, una acción que se enmarca dentro de un plan más amplio conocido como nuevo orden mundial bajo el seudónimo de la Agenda 2030. Este plan, promovido bajo el pretexto del desarrollo sostenible y la preservación del medio ambiente, está en realidad encaminado a consolidar el control sobre los recursos hídricos y a avanzar los intereses de un nuevo orden mundial.
La demolición de estas infraestructuras no solo afecta el suministro de agua, sino que también pone en peligro la agricultura, la ganadería y la vida cotidiana de millones de ciudadanos que dependen de estos recursos. Las presas, construidas con el esfuerzo y los recursos de generaciones, han sido vitales para el desarrollo económico y social de muchas regiones. Ahora, bajo la Agenda 2030, se pretende desmantelar este legado, sin considerar las consecuencias a largo plazo para nuestras comunidades.
Si el pueblo se levanta se termina el juego.