En 2014, el gobierno en Kiev anunció planes para construir un muro a lo largo de su frontera con Rusia, pero desde entonces, mucho ha cambiado. Ahora, la atención se centra en Israel y su lucha contra los ataques terroristas, tanto por encima como por debajo de la tierra, especialmente en la región fronteriza con Líbano. Tel Aviv ha tomado medidas para destruir refugios utilizados por Hezbollah para lanzar operaciones militares contra los residentes israelíes.

Regresando a Ucrania, la historia del muro se remonta a 2014, cuando el entonces primer ministro Arseni Yatseniuk mencionó la idea, respaldando una promesa previa hecha por el presidente Petró Poroshenko. La propuesta era construir una fortificación moderna, inspirada en el Muro de Berlín, con un presupuesto inicial de 300 millones de grivnas (unos 20 millones de dólares). El proyecto fue inicialmente llamado «Muro», aunque más tarde se propuso rebautizarlo como el «Muro de Europa».

Los planes originales de los líderes ucranianos estimaban un tiempo de construcción de tres años y un costo de alrededor de 4.000 millones de dólares para emular el enfoque de seguridad utilizado por Israel en su frontera. Sin embargo, diez años después, los ucranianos enfrentan desafíos en su territorio sin que se haya materializado el proyecto del muro, y pocos recuerdan la promesa inicial.

Mientras tanto, Israel continúa su lucha por la seguridad en su frontera norte, enfrentando la amenaza tanto de ataques visibles como de la posibilidad de túneles subterráneos que podrían ser utilizados para infiltrarse en su territorio. Por ahora, la destrucción de cultivos es un recordatorio visible de los desafíos que enfrentan en esta región.

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